sábado, 5 de octubre de 2013

 
UN DESPOJO DEL REC



Erase una vez y solo una que nací para vivir. La segunda fue para morir, cuando te cruzaste en mi camino  para luego desaparecer.

miércoles, 2 de octubre de 2013



CITA EN EL MUSEO




No se conocían ni siquiera de otra vida, como solía bromear Joaquín. Aunque desde hace un tiempo ,coincidían vigilando el museo cuando los visitantes abandonaban sus pasillos y el silencio invadía las salas. El horario nocturno, a los tres les resultaba inmensamente aburrido. En uno de sus encuentros, Francisco propuso convertir la noche en una divertida velada. Al dar las doce fue él quien dio el primer paso; frente al cuadro de Las Meninas, alzó un pincel, y convirtió a Margarita de Austria en una fiel servidora, cambiando los papeles entre ella y sus camareras. La respuesta fue rápida y Diego, con firme decisión ,dio a los chicos de la playa unas compañeras, no podía ser que los chiquillos estuvieran faltos de compañía femenina para jugar con las olas. Joaquín sin ser menos en aquella nocturna travesura, recogió el pincel y convirtió las bayonetas del fusilamiento del tres de mayo en guirnaldas de claveles. Tras las risas por este gesto tan pacifista, firmaron sobre las autenticas rúbricas, las obras modificadas. Así Las Meninas pasaron a ser de Goya y sucesivamente Velázquez, y Sorolla dejaron constancia de quien vigilaba el Prado.


El BOTICARIO  





No puedo evitarlo, al fin y al cabo, antes o después todos hemos de morir. La semana pasada fue Doña Elvira, la anterior su marido, ayer le tocó a Jacinto .Como siempre lo tengo todo preparado. Temprano por la mañana, después del pulcro afeitado, rocío mí cara con loción y tras ponerme como otras veces el traje de los domingos, despacio recorro la calle. Se oyen los llantos desde  fuera. Dentro, la acostumbrada escena. Al hombre, ya frio, le rodean los parientes cercanos, vecinos y las mujeres contratadas. Las velas ahúman, ahogando el olor nauseabundo del cuerpo, que se mezcla con el aroma a canela de los bizcochos. Me quedo en el umbral de la puerta y desde allí la miro; está preciosa cuando llora. Es del pueblo de al lado, solo la veo cuando las campanas tocan a muerto y eso me basta. Pero hoy su llanto es diferente, no es un lamento pagado ni fingido. Sintiendo el mordisco de los celos me dirijo a la botica. De la trastienda cojo uno de los habituales frascos y lo destapo sabiendo que mañana, entre las velas y el olor de los bizcochos, ella derramará solo sus lagrimas   por mí.

martes, 17 de septiembre de 2013





EL REY PASMADO

El rey prometió la mejor yeguada del reino, un palacio fortificado y la mano de su hija, al caballero que partiera y regresara con el más valioso obsequio para la princesa. Así, partieron cinco jóvenes en busca de aquello que les proporcionara una vida digna de rey. Tras varios meses de espera, ningún joven había regresado. El rey, creyendo que los jóvenes se esforzaban en encontrar el regalo perfecto, decidió esperar un tiempo más. Diez   años pasaban ya, cuando el rey, consultando con los sabios del reino, comenzó a sospechar que los caballeros no regresarían, que tal vez entre caminos saqueados por bandidos, montañas difíciles de atravesar o mares imposibles de surcar, los jóvenes habían fallecido, y viendo que los años hacían mella en su hija decidió casarla con el primer caballero que se ofreciera a unirse en matrimonio con la princesa y prometiera darle pronto un heredero. Un año más tarde llegaron noticias de los cinco jóvenes ausentes. Cada uno de ellos había conquistado ricas tierras, islas colmadas de tesoros y joyas, cuantiosos ganados y hermosas mujeres. Y entonces, el pueblo entero entre risas y burlas se hizo la misma pregunta ¿Acaso tu hubieses vuelto?