viernes, 12 de septiembre de 2014



BIENVENIDOS AL PARAISO.



 

 Era frecuente que terminásemos con bronca. Temblaban hasta los taburetes de la barra del café Paraíso. Cierto es que la televisión nos ayudaba con las noticias. Cierto también que el vino que se servía no era ni bueno ni malo, más bien de chato mañanero. Todos sabíamos de política, de enfermedades, de asuntos sociales, todos, allí no quedaba ni uno sin dar su opinión. Por las tardes los golpes en la mesa con las fichas de dominó agudizaban el jolgorio. A la noche, después de la cena, ya con el día sosegándose, saludos adormecidos al que llegaba, palmadita en la espalda y vuelta a empezar: el sinvergüenza de turno y  hasta  la predicciones del parte meteorológico  nos conducía a la refriega y tras ellas  cada mochuelo a su olivo y todos de camino a casa, pensando : “ Ojalá mañana amanezca de nuevo y podamos seguir estando vivos   pero  eso sí,  a ser posible  a ver si aciertan de una vez con el tiempo, aunque se acaben las batallas, ya encontraremos otra diversión”. Ahora ya no tenemos ganas de discusiones, la cosa va en serio, hasta Tito el del bar ha echado el cierre