miércoles, 28 de enero de 2015




Otro de los relatos presentados a la Copa de " Esta noche te cuento" con el que he conseguido pasar a la siguiente fase.

DOS LÁGRIMAS EN NUQUÍ  





Ha comenzado la procesión por las calles sin asfalto de Nuquí. Suenan tambores afrocolombianos con el ritmo cadencioso de la muerte. Las trenzas de la niña Taya cuelgan   lánguidas entre los brazos que la elevan, ofreciéndola a los santos porque fue buena sabiendo cumplir. La madre grita, acaricia el cuerpo   sintiéndole frio. La abuela entona un “lumbalú”. Ese canto fúnebre se adentra en la selva; el eco repite el lamento .Se condensa la sal del Pacífico y de los ojos. Graciela llora en el funeral. Una lágrima cae por Taya, otra por la cuchilla que también la mutilará a ella.


Relato presentado en el primer encuentro de la Copa de "Esta noche te cuento"







TENGO UNA MUÑECA VESTIDA DE AZUL.



La última vez la vi reflejada en un espejo, con un vestido rosa. Era viernes, lo sé porque al día siguiente tenía la catequesis de los sábados. La tarde posterior, tuvo valor al presentarse frente al padre Simón, con pantalones, camisa de rayas azules y el pelo cortado. No se inmutó con los insultos de Julio, el hijo del médico. Hay días que pienso en ella, no era feliz, pero nadie se reía a sus espaldas, nadie la retiró el saludo. No quiero volver a verla, sin embargo hay veces que me acuerdo de cuando yo era Rosa.
                A QUÉ SABE CANTABRIA


 Este  fue mi relato presentado para el concurso del Parlamento de Cantabria. Ha sido finalista y formará parte de un libro, junto al de otros muchos compañeros y amigos.








PERIODISMO DEL CORAZÓN



Trabajo desde hace once años en un diario en Cleveland. El director del periódico es español y me había encargado un reportaje de su lugar de origen, Cantabria. No me apetecía cruzar el mundo para hacer fotos pero no pude rechazar el encargo. Bajé del avión y desde allí un tren me llevó a la capital. Alquilé un coche y me dispuse a introducirme en una tierra desconocida. Mi cámara de fotos captó saltos de mar, prados verdes, valles perpendiculares a la costa y otros alejados de ella bañados de serena identidad, acantilados, pueblos y comarcas. Cientos, miles de fotos tuve que revisar cada noche ,durante las cuales me mantuve despierto hasta altas horas observando como mi cámara parecía haberse enamorado .Conocí gentes amables que me ofrecían sus pucheros de cocido,  hortalizas, carnes , pescados  y a aquella mujer que me invitó a un dulce casero: “Sobao”. De regreso, en el avión, saqué de mi maleta de mano uno de ellos, disfruté de él mientras me alejaba de esa tierra. Un niño, sentado a mi lado, me preguntó.

_ ¿Señor, a qué sabe?

Sin dejar de paladear el dulce, contesté.

_ Sabe a querer volver.