LAS ÚLTIMAS NIEVES
Hasta chocarse con una pila de maderos, disfrutó la tarde deslizándose por la colina sobre una plancha metálica, haciendo surcos en la nieve. El frenazo terminó con la diversión y sin embargo, con el cuerpo molido y la boca ensangrentada, permaneció sobre el santo suelo riéndose sin poderlo evitar: las gotas de sangre caídas sobre la nevada, le recordaron a un vestido de flamenca, de esos que se ponían las mozas en la feria del pueblo.Cuando recobró la posición erecta, pensó que quizá esa seria la última y mejor tarde de su invierno, y se alegró de haberse escapado de la residencia. .