lunes, 26 de septiembre de 2011

Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.

La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.


José Luis  Borges

jueves, 22 de septiembre de 2011

RELATOS JARDINES SECRETOS DE LA PICOTA

Dos de mis relatos  seleccionados como finalistas;  " PINTAR DE OIDO"  y " SECRETA INOCENCIA"


PINTAR DE OÍDO  de Beg ( Mención especial del jurado)


Mi hermano me acompañó a los jardines  secretos. Al poco rato de llegar, se fue, prometiendo que volvería a recogerme. Coloqué el caballete y sobre este, el lienzo. Saqué mis pinceles, la paleta y los tubos de pintura. Dejé que todas las sensaciones posibles  me colmaran. De pronto una pareja se acercó donde yo estaba. Indiscretamente escuché lo que hablaban, sus comentarios fueron los primeros en  plasmarse en la pintura. Azules infinitos. Verdes armoniosos. Rojos brillantes. Pinté el aire, la brisa, los reflejos del sol en las hojas y seguí escuchando a todo el que se acercaba. Llegó el atardecer. Una multitud rodeaba mi cuadro admirando su realismo. Me preguntaron por que había elegido aquel lugar para pintar, contesté que el mismo  cuadro debía responder  esa pregunta, no había otro paisaje mejor para ser pintado por mí, que aquel hermoso lugar donde  yo respiraba la belleza por todos sus rincones. Mi hermano regresó, recogí el caballete, el lienzo, los tubos de pintura, me apoyé en el bastón y cogí a mi hermano del brazo. Oí  un murmullo y sonreí maliciosamente. Entonces ante los comentarios silenciados  decidí interrumpirlos.
-Si, soy ciego, pero guárdenme el secreto. 
Me alejé sonriendo.




SECRETA INOCENCIA  de   Beg

“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” – rezaba el párroco en la misa del domingo, mientras nosotros, desde el último banco, mirábamos por las cristaleras esperando que la tormenta cesara y la promesa de nuestros abuelos se cumpliera. Juan me miraba y guiñaba su ojo derecho. Pedro, apretando su puño, me lo enseñaba con sonrisa cómplice, y yo, inquieto, toqueteaba el bolsillo de mi pantalón. Al término de la misa, complacidos, vimos que el sol salía de nuevo sobre nuestras cabezas. Desaforados, salimos corriendo rumbo a los Jardines Secretos. Por fin, ese domingo íbamos a cumplir nuestra misión. Despistamos la vista de los abuelos, nos escondimos tras el plátano de sombra y luego emprendimos nuestra huida.
- Cuando seamos mayores y tengamos hijos, nuestra misión tendrá sentido- decía Juan.
Casi sin hablar, excavamos bajo el tamarindo y allí dejamos nuestro tesoro.
-Ya está- sentencié- Ahora sólo queda que dibujemos un plano, para que  lo encuentren.
Izados sobre los pies, sonreímos ilusionados, imaginándonos años después, disfrutando con este juego improvisado con unos  niños como nosotros, que tendrían nuestra sangre.
 Dejamos el lugar, y nos reunimos con los abuelos.
Detrás, una ardilla saqueaba el  escondite, llevándose  las canicas.

Lugares donde el alma quiere salir en forma de palabra y música


HOY , AQUÍ Y AHORA COMIENZA ESTA AVENTURA.