jueves, 12 de julio de 2012




GENERACIONAL

No saber dónde estaba Berlín, era importante, pero si se trataba del mapa español y  no situábamos bien  Granada,  el capón del maestro se nos venia encima. Hasta entonces la geografía  se había deslizado por un atlas amarillento sobre la pared, o una esfera que giraba sobre si misma. Pero los tiempos estaban cambiando; por aquellos  años yo creía que mi universo había dejado atrás otro obsoleto: el de mis padres. Los cromos de " vida y color" venian en sobres y habia que pegarlos con un pegamento de pincel.Mi bolígrafo de escritura rápida, era naranja o  transparente, con dos escrituras a elegir. Me sentía orgulloso de mis inexpresivos muñecos sin pies que encajaban sus muñones en las botas y viajaban rumbo al polo norte o al espacio según quisiera mi imaginación. Hasta que un día, mi hijo me pidió que le ayudara con los deberes, sacó su bolígrafo con radio y luces intermitentes, apartó de la mesa una masa informe con uñas bien marcadas , que cambiaba de color según le diera la luz,  y me introdujo en la pantalla de su ordenador buscando Azerbaiyán.

martes, 10 de julio de 2012




MI VIDA SIN TI


Nuestra historia comenzó como una cita a ciegas, a oscuras más bien diría. Yo era joven, ella no. Con el tiempo se convirtió en una relación de amor odio: no podía vivir sin ella, y respirar a su lado me mataba. Pensé alejarme, luego vinieron los hijos y la idea de abandonarla fue desterrada, quizá enterrada. Ahora otros deciden por mí. Aquellos que vivieron de nuestra historia, a los que les parecía interesante, hoy ya no la creen  jugosa. Da igual su nombre, se llame Maria Luisa o de cualquier otra forma, sellarán su boca y no podrá alimentarme, mientras  ellos  debaten en sus comidas de negocios. Hoy son ellos lo que  se lavan las manos. Desde sus  sillones de cuero, con sus corbatas, eligen por mí, yo entre el polvo del camino y con mi casco, lucho  por una promesa no cumplida. Me dijeron  que no dolería, que habría tiempo para adaptarme  a otra vida. Hoy es inminente,  me arrancarán de su lado sin  miramientos. Diré adiós a mi mina y atravesaré otra galería, otra con menos luz, la que me conducirá a un futuro incierto: el mió, el de mis hijos, el de los mineros.