miércoles, 8 de enero de 2014



¡CUIDADO CON LO QUE SUEÑAS!




Desde niño deseé vivir en un lugar en el que la nieve lo cubriera todo. Donde los arboles salpicaran de blanco mi cabeza a medida que el viento soplara sobre ellos. En mis antiguas ensoñaciones, los guantes se me humedecen al intentar convertir los copos en bolas, que lanzadas sobre los cristales dejan formas imperfectas y bellas sobre ellos; este juego parece divertido y deseo vivirlo. Me ilusiona la idea de sentir el crujido de la nieve al caminar, de observar un paisaje blanco solo quebrantado por las pisadas que forman senderos alrededor de una casa de brillante tejado.

No sé como ha sucedido, pero de tanto desearlo por fin he conseguido mi propósito, sin embargo no es como yo lo imaginaba. No es tan idílico como creía. Siento que mi cuerpo se convulsiona antes de cada imprevista e intermitente nevada, mi cabeza da vueltas produciéndome un breve mareo, y apenas puedo moverme. Temo cuando alguien se acerca y cierro los ojos, para no sufrir esos vahídos. Quiero abandonar este lugar pero por más que lo intento, no tengo la fuerza suficiente como para hacer caer y romper en mil pedazos esta esfera de cristal que me tiene atrapado.
Comenzamos el año, con una nueva lectura de un relato perteneciente al blog de Esta noche te cuento y con ella  regresamos al cole.