Esta Nochebuena cenamos con tío Andrés. Puntualmente, a las ocho y media nos reunimos en el portal para subir por las escaleras animando con panderetas y zambombas. Elena es la más joven, tiene dieciocho años. Termina de adornar el pino yenciende las luces, juntos cantamos “Noche de paz”. Tras alguna lagrimilla emocionada del tío, nos sentamosa la mesa, sobre la que desfila el consomé, el asado, marisco y vinos. Engullimos con avidez los alimentos entre risas y los chistes del tío. Dentro, en el salón todo es alegría y calma, fuera está nevando. Ya en los postres, compartiendo turrón y frutas escarchadas, repartimos los regalos y el tío, nos muestra su álbum familiar: fotos de navidades pasadas, cuando vivían sus padres y él era un niño. Los juguetes, las velas, en ellas se percibenla inocencia y los sueños infantiles. El tío se ausenta unos minutos del salón y yo aprovecho para sacar la agenda
- Mañananos reuniremos en la calle Roble nº 6, se trata de un hombre de ochenta años, al que debemos llamar abuelo Felipe, si le gustamos nos contratará para el día de Reyes.
Como dice el mensaje de bienvenida, pasé sin llamar, y me he llevado una grata sorpresa, al encontrarme estos relatos de excelente factura. Éste muestra descarnadamente las consecuencias del abandono, de la soledad. Felicidades!
Me gusta porque no te esperas el final, consigues un giro realmente inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como dice el mensaje de bienvenida, pasé sin llamar, y me he llevado una grata sorpresa, al encontrarme estos relatos de excelente factura. Éste muestra descarnadamente las consecuencias del abandono, de la soledad. Felicidades!
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