¡CUIDADO CON LO QUE SUEÑAS!

No sé como ha sucedido, pero de tanto desearlo por fin he conseguido
mi propósito, sin embargo no es como yo lo imaginaba. No es tan idílico como
creía. Siento que mi cuerpo se convulsiona antes de cada imprevista e
intermitente nevada, mi cabeza da vueltas produciéndome un breve mareo, y
apenas puedo moverme. Temo cuando alguien se acerca y cierro los ojos, para no
sufrir esos vahídos. Quiero abandonar este lugar pero por más que lo intento,
no tengo la fuerza suficiente como para hacer caer y romper en mil pedazos esta
esfera de cristal que me tiene atrapado.
Vaya qué bonito. A quién no le ha gustado esos pequeños mundos de nieve... Pero pensándolo bien...
ResponderEliminar