CONDENADO
Con un fuerte golpe de maza, el juez dio por terminado el juicio. Ahora, el acusado debería esperar la sentencia. Durante esos días de incertidumbre, él, anduvo por las nubes y cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo sospechó que le declararían culpable y le pondrían una condena con la intención de hacerle más sensato, y que bajara a la tierra. Y así fue. Le expulsaron de su casa y tuvo que arreglársela solo en su nuevo destino. Una vez allí, lo primero que debía hacer era encontrar un banco para cambiar las últimas tres monedas que le quedaban.
Anduvo varias horas entre las calles de su nuevo hogar y le fue imposible encontrar un banco como el que necesitaba. Comenzó a impacientarse y pensó que en esa desesperación también estaba la penitencia. Y todo por una gamberrada angelical. ¿Cómo encontraría un banco de buenas acciones donde cambiar sus tres estrellas? ¿Por qué se le ocurriría cortarle las alas a Gabriel para ver si le crecían de nuevo? Él no sabía nada de los hombres. Pobre ángel, vivir en la tierra no iba a serle nada fácil.
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