jueves, 12 de julio de 2012




GENERACIONAL

No saber dónde estaba Berlín, era importante, pero si se trataba del mapa español y  no situábamos bien  Granada,  el capón del maestro se nos venia encima. Hasta entonces la geografía  se había deslizado por un atlas amarillento sobre la pared, o una esfera que giraba sobre si misma. Pero los tiempos estaban cambiando; por aquellos  años yo creía que mi universo había dejado atrás otro obsoleto: el de mis padres. Los cromos de " vida y color" venian en sobres y habia que pegarlos con un pegamento de pincel.Mi bolígrafo de escritura rápida, era naranja o  transparente, con dos escrituras a elegir. Me sentía orgulloso de mis inexpresivos muñecos sin pies que encajaban sus muñones en las botas y viajaban rumbo al polo norte o al espacio según quisiera mi imaginación. Hasta que un día, mi hijo me pidió que le ayudara con los deberes, sacó su bolígrafo con radio y luces intermitentes, apartó de la mesa una masa informe con uñas bien marcadas , que cambiaba de color según le diera la luz,  y me introdujo en la pantalla de su ordenador buscando Azerbaiyán.

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