CITA EN EL MUSEO
No se conocían ni siquiera de
otra vida, como solía bromear Joaquín. Aunque desde hace un tiempo ,coincidían
vigilando el museo cuando los visitantes abandonaban sus pasillos y el silencio
invadía las salas. El horario nocturno, a los tres les resultaba inmensamente
aburrido. En uno de sus encuentros, Francisco propuso convertir la noche en una
divertida velada. Al dar las doce fue él quien dio el primer paso; frente al
cuadro de Las Meninas, alzó un pincel, y convirtió a Margarita de Austria en
una fiel servidora, cambiando los papeles entre ella y sus camareras. La
respuesta fue rápida y Diego, con firme decisión ,dio a los chicos de la playa
unas compañeras, no podía ser que los chiquillos estuvieran faltos de compañía
femenina para jugar con las olas. Joaquín sin ser menos en aquella nocturna
travesura, recogió el pincel y convirtió las bayonetas del fusilamiento del
tres de mayo en guirnaldas de claveles. Tras las risas por este gesto tan
pacifista, firmaron sobre las autenticas rúbricas, las obras modificadas. Así
Las Meninas pasaron a ser de Goya y sucesivamente Velázquez, y Sorolla dejaron
constancia de quien vigilaba el Prado.
çhola niña.
ResponderEliminar¡Qué buen día el de Bilbao, hio un tiempo expléndido de carino, una brisa de abrazo, un cielo de sonrisas... Dan ganas de volver aal lugar, aunque todo eso que había en el ambiente, vive en mí...
Me gusta la limpieza de tu blog que me parece una gota de día claro en este mundo de los blog.
Abrazo.
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