-Si te cuesta respirar, asoma la cabeza a la ventana , el aire entrará en tus pulmones.
Esa fue la única frase que le dirigió aquella noche mientras la desataba. Sus manos se retorcían oprimiendo las uñas en las palmas, pero la sangre que mana ba de ellas no le asustó.El corazón le palpitaba tanto que podía escuchar su bombeo.
-Asoma la cabeza a la ventana - sonaba una y otra vez en su cerebro, y los puños se hacían cada vez más pequeños.
-Si te cuesta respirar...- sufrió la ironía de la frase y la sangre impregnó sus uñas.
-El aire entrará en tus pulmones- odió el aire que le rodeaba y sus ojos se clavarón en los cristales de la ventana .
Una ráfaga de viento, unas cortinas danzando, unos barrotes sueltos, un salto en el camino, el aire entró en su vida: Jamás volvería a tocar a su niña, nunca mas pondría sus manos sobre ella,
-¡Nunca! -Gritó mientras le veía caer al vació y respiró.
Trepidante y duro. Me gusta, dosificas las emociones al lector hasta que al final, le dejas respirar tranquilo...
ResponderEliminarUn abrazo
Paloma Hidalgo