Nuevamente ,lo enfundaron en el traje de color azul . Aquel día, la
corbata le desgañitaba la garganta y los zapatos le ahogaban el andar.
Le colocaron frente al atril y confuso intentó hablar ante el
público de la sala. Sus palabras estaban encerradas en la mente y aunque
sólo tenía que seguir un guion, le resultaba extrañamente complicado
mover sus cuerdas vocales. De pronto y sin que nadie lo esperase, un
hilillo de voz salió ante el silencio de los expectantes periodistas.
-Mi madre se empeñó en verme grande, fíjense que mala suerte, yo grande cuando sólo mido un metro sesenta. En fin, ese era el sueño de mi madre que no el mío. Ella, feliz pensaba, que algún día podria verme vestir un traje azul marino como el que hoy llevo , como el que me pongo hace ya seis años, desde que a mi tío, jubilado de la política ,le dio por hacer de mi , su sobrino, un fiel sucesor.
Tras esa inusual confesión y ante el asombro de la concurrencia, liberó sus pies de la opresión de los zapatos ,se desprendió de la corbata, de la camisa, del traje azul marino y quedándose completamente en cueros, esta vez en voz alta y sonora dijo:
-Madre, hoy voy a crecer diez centímetros. Desde hoy volveré a ponerme el traje azul prusia, ese que llevaba cuando de mozo ayudaba a mi abuelo a sacar las berzas de la huerta.
-Mi madre se empeñó en verme grande, fíjense que mala suerte, yo grande cuando sólo mido un metro sesenta. En fin, ese era el sueño de mi madre que no el mío. Ella, feliz pensaba, que algún día podria verme vestir un traje azul marino como el que hoy llevo , como el que me pongo hace ya seis años, desde que a mi tío, jubilado de la política ,le dio por hacer de mi , su sobrino, un fiel sucesor.
Tras esa inusual confesión y ante el asombro de la concurrencia, liberó sus pies de la opresión de los zapatos ,se desprendió de la corbata, de la camisa, del traje azul marino y quedándose completamente en cueros, esta vez en voz alta y sonora dijo:
-Madre, hoy voy a crecer diez centímetros. Desde hoy volveré a ponerme el traje azul prusia, ese que llevaba cuando de mozo ayudaba a mi abuelo a sacar las berzas de la huerta.
Hola, Begoña.
ResponderEliminarMe ha gustado tu historia. Un relato humano, directo, redondo.
Me ha encantado el traje "azul prusia", no puede ser más irónico y en el se condensa toda la rebeldía hacia la madre: solo con un adjetivo culto... Muy buena elección como broche final para el AZUL CASI MARINO.
Cuanto me alegra verte por aquí Petra. Agradezco tu comentario, siempre es bueno saber las opiniones de los demás, y en este caso , siendo tu, que ya se yo como escribes, y en algún comentario te he hecho saber lo que me gustan tus relatos, es todo un honor.
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